miércoles, 8 de mayo de 2013

Concentración vs. Expansión



 






En toda organización humana es necesario cierto orden, en especial cuando se trata de guiar a un grupo de gente hacia un rumbo definido. No escapan a esto las organizaciones eclesiásticas, en donde por definición se cuida y alimenta espiritualmente a la población cristiana.
"Dios es orden, ¡No seas rebelde!", se escucha a menudo. Es cierto Dios es orden, un orden superior al orden humano y a veces no se comprende, y esta incomprensión obstaculiza el fluir de Dios.
He notado dos formas claras y diferentes de distribuir el alimento divino: el "Modelo de Concentración" y el "Modelo de Expansión", y una etapa intermedia, el "Modelo Reticular o de Red" que a continuación detallo:

MODELO DE CONCENTRACIÓN

En este modelo el poder se concentra en una sola persona, el "Hombre Fuerte", que controla y domina la organización. Si Dios vierte su gracia, pasa primero por él, hasta que rebose, y luego a sus subrdinados, hasta que rebosen, y así hasta el último. Un sujeto cualquiera no puede, generalmente, recibir de Dios directamente, sino que debe esperar a que su superior se lo brinde.
En tiempos del Antiguo Testamento no era fácil ser sacerdote de Dios, por lo que era el único modelo posible, aunque Dios en muchos casos colocó a alguien que según los demás era un "cualquiera" a la cabeza de su pueblo (por ejemplo, el rey David, ver 1 Samuel 17:1-58).






MODELO RETICULAR O DE RED

Esta forma de organizar las masas se conoce también como "Organización Celular". Aquí la cabeza de la organización designa a varios subordinados. De esta manera la organización está más cerca del pueblo, pero también ejerce un control muy fuerte sobre éste, a través de sus líderes menores.





 



Tanto en el modelo de piramidal o de concentración como en el reticular o celular, un sujeto cualquiera no tiene la suficiente autoridad como para ser creíble, ya que los que tienen un cargo oficial son los "Elegidos por Dios", y los demás deben "limitarse a obedecer la voz divina". En ambos modelos se genera un fuerte temor y una gran dependencia en los más pequeños. En casos extremos adoran a sus líderes, y quieren ser como ellos, desviando su vista de Jesús hacia la búsqueda de una posición, ahogando su espiritualidad.

MODELO DE EXPANSIÓN

Aquí la cosa cambia; se respetan las autoridades, tanto sea una organización piramidal o reticular pero se reconoce que DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS (ver Hechos 10:34) y que todos somos iguales para DIOS. Esto no es rebeldía, al contrario: es reconocer que una responsabilidad hace al hombre más responsable, pero no superior a sus semejantes.
En este caso, un "sujeto cualquiera" puede ser oído por Dios, y puede también recibir revelaciones, ¿No me crees? Cuando Jesús murió en la cruz, la tierra se sacudió y el velo del templo se rasgó en dos (ver Mateo 27:50-51). Esto significa que nunca más el lugar santísimo de Dios quedó restringido a los sumos sacerdotes, sino a todos los que acepten a Dios a través de Cristo. Sólo hay un mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5-6), significa que todos los demás recibimos todo de Cristo. Es más: en la biblia dice: "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9). Observa que no dice "un individuo de entre ustedes será el sacerdote", sino que explica que TODOS LOS HIJOS DE DIOS somos sacerdotes, somos un país de sacerdotes, un linaje (una línea genealógica, una familia) selecta.

Puedes ser alguien del montón en tu organización eclesiástica, pero para Dios eres uno de sus tesoros. Todos hemos sido adquiridos por un precio infinitamente inalcanzable, la sangre de nuestro amado salvador, el primero de entre sus hemanos por adopción divina.
TODOS VALEMOS LO MISMO. QUE NO SE MENOSPRECIE A AQUELLOS POR QUIEN MI SEÑOR Y DUEÑO MURIÓ, VENCIÓ A LA MUERTE Y RESUCITÓ.